5/8/14

DESDE EL PENAL... Por Maryjose Gamboa. (DIA 22).




Día 22:

    Hace poco más de tres años, un amigo en común, un ex jefe a quien siempre le guardaré gratitud por las veces que me tendió la mano (aunque ahora me digan es de los que más se han prestado a tratar de verter lodo y más lodo sobre mí, no lo sé, no me consta que así sea, y aunque fuera, me enseñaron a ser agradecida, por tanto nada malo diré nunca de él) Julio Hernández, me presento formalmente, aunque nos conocimos de vista al entonces reportero de Telever, Tonathiuh Pola.

    Terminando el noticiero de megacanal que conducía, los alcancé en el hotel Novomar, donde ambos cenaban. El recuerdo de aquella plática, me vino hoy a la mente, porque le confieso queridos lectores y lectoras, que en algún momento de este infierno en el que he vivido tres semanas, las palabras de aquel sujeto, que me pareció pedante desde el primer encuentro, me asaltaron una de las tantas noches en vela que he pasado…. Las recuerdo perfecto, ya hablaba como siempre acostumbro, muy apasionada sobre un reportaje que había hecho hacía poco tiempo para el canal, sobre las injusticias, los excesos del gobierno Duardista que desde inicios mostró lo que sería, un desastre prolongado seis años, cuando de pronto el reportero me detuvo en seco, y con una sonrisa algo burlona me cuestionó ¿A ver espérate, todos sabemos lo que es el gobierno, pero crees que la gente te va a agradecer que arriesgues la vida por ellos?.... No hombre-continuó-la gente olvida al otro día, podrías vivir más tranquila si no fueras tan “idealista” (o algún término parecido mencionó, aunque con la cara me decía si no fueras tan estúpida)…. En ese momento y conociendo que no me sé quedar callada cuando de defender lo que pienso se trata, Julio Hernández intervino mediando la situación y explicándole al sujeto aquel, que me lo había dicho un millón de veces, pero que yo simplemente “no tenía remedio”… Nos reímos para ocultar la evidente incomodidad de la situación, nos apresuramos a cenar, y el reportero se fue.

    “Pedazo de imbécil te cargas por amigo Julio”. Le dije. A lo que el me respondió que en el fondo tenía algo de razón y nuestra eterna batalla ideológica prosiguió un rato más. Mi postura siempre, desde que tengo uso de razón (que a juzgar de muchos, no ha ocurrido, ya que consideran una “locura” enfrentarse a un sistema ha sido la misma…. No creo que nadie me tenga que agradecer nada, ejercer en libertad el oficio que una elige es una decisión personal, como el resto de las que marcan tu vida y por ende tu destino.

    Sin embargo, en estos días de aislamiento involuntario de enfrentar cada minuto le hecho de asumir como responsabilidad propia el dolor, el llanto, la preocupación, los desvelos de tu familia, recordando cada instante que ellos NO decidieron enfrentarse a Duarte y su séquito de rufianes, pero pagan las consecuencias, lidian con las infamias que sobre mí riegan sin pudor alguno, y viven la persecución en carne propia (un coche vigila la casa de mis padres desde hace 2 semanas aproximadamente, con la clara intención de amedrentarlos), me llevó a detenerme un momento , a pensar en quienes sufren a la par, incluso más en el caso de mi madre, en el sentido que esto tenía, en si en verdad yo soy quien está equivocada y a la gente no le importa que a este estado gracias a Fidel Herrera, Javier Duarte y la bola de sátrapas que desgobiernan se lo terminara de llevar el carajo…

    L duda, la nube de emociones, se disipo en un segundo, el apoyo de toda esa gente que el diputadete dice, te “olvida al otro día” no se hizo esperar… Por cada comentario negativo, me cuentan mis hermanas, hay cien ciudadanos que sin conocerme , salen en mi defensa… Todos los días invariablemente, desde ue estoy en el penal, pasa “alguien” que no conozco y deja una oración, un dulce, una manzana, una cartita.  Cada día de visita (jueves y Domingo) decenas de personas esperan horas para pasar un minuto a decirme “estamos contigo”. Eso ¿Con qué se paga?... Con nada, nunca, es desuda permanente con cada uno de ellas y ellos y mi familia lo ha visto, lo ha sentido, lo ha vivido y de toda esa gente (que en su mayoría repito no conozco personalmente) se ha fortalecido al punto, que en lugar de lograr derribar a una, como pretende Duarte, se encontrará con un ejercito completo listo para dar batalla.

    Todavía hace unos días les envié una carta a mis hermanas, mi hermano, mis padres, que son los que se han  vuelto locos dando vueltas entre abogados, el cuidado de mi hija, las visitas al penal, la aseguradora, etcétera, pidiéndoles su opinión y explicándoles pues lo que ellos ya saben, porque me conocen mejor que nadie, que no puedo ejercer el oficio de otra manera, que solo se trata de decir  la verdad por arriesgado que resulte, recordándoles que fueron ellos, todos porque al ser la hija menor de todos aprendí algo, quienes me inculcaron estos valores y me enseñaron que las cosas se hacen con rectitud, valor y dignidad o no se hacen…

    La siguiente mañana, junto con el desayuno que trajo mi hermana Tere (abogada también amiga entrañable de Jorge Winckler desde la Universidad) la respuesta de la familia… “Si tú que estas aquí, en estas condiciones siguen fuerte, si la gente que no te conoce sigue luchando por ti, su tus amigos siguen demostrando solidaridad, que te hace pensar que nosotros vamos a dejar la batalla… No nena, usted firme y digna y a seguir escribiendo que aquí estamos todos contigo y seguiremos hasta donde sea necesario”… Por primera vez en mi vida entendí de qué estoy hecha y no me pude sentir más orgullosa de ellos.

    Algún día les compartiré esa carta que envié a mi familia a crayola además. Siempre he tratado en mis columnas y en redes sociales de hablar sólo sobre denuncias, temas políticos, lo que forma parte de mi trabajo, nunca de mi vida personal, porque honestamente creo que a los lectores les interesa lo otro, no tanto yo, pero ahora que veo desde hace unos meses, bueno años, que Javier Duarte y hasta el más miserable de sus esbirros, se atreve a decir o escribir sobre mi cualquier estupidez, creo que es importante decirle a usted, a quien me importa, a quien acompaño en su lucha por quien alzo y seguiré alzando la voz hasta que la boca sepa a sangre (como dicen los gitanos) que tengo una familia de una pieza… Un padre que nos enseño desde niños, que sólo lo que se gana con trabajo honrado te pertenece, que el carácter y la firmeza son los que definen y moldean nuestro temperamento y que el orgullo y la dignidad no se pierden nunca, por más difíciles que sean las circunstancias.

    También tengo una madre que al igual que a mis hermanos me mostró que la fé en Dios es la única capaz de sostenerte en cualquier tormenta y que los valores aprendidos en casa deben ser tu sombra y tu conciencia… Tres hermanas mayores que siempre han cuidado mis sueños y mis pasos como si fueran los suyos y que en cada tropiezo, sin ningún reproche me levantan y siguen a mi lado, trabajadoras, honestas, valientes, fuertes como un roble, y un hermano ejemplo de perseverancia y lucha, estudioso, honrado, forjado a base de mil pruebas de las que siempre ha salido vencedor… Y sobre todo tengo una hija a la que hasta el día de hoy puedo ver a los ojos y decirle que hacer lo correcto no es opcional sino una forma de vivir sin tener nunca que agachar la cabeza ante nadie.

    Esta lectores es mi familia, ellos junto con amigas y amigos entrañables, compañeras y compañeros solidarios, me demuestran cada día que no pude haber optado por un mejor camino… Que es cierto que ser periodista crítico en un estado en el que el gobierno se ha encargado de corromper, o lastimar y hostigar a quienes se le enfrentan, es muy riesgoso, no sólo y ahora lo veo, va la vida de por medio, también lo más preciado que tenemos que es la libertad, pero aun así habrá que seguir luchando, no hay otra forma de vivir cuando la injusticia, la inseguridad y la miseria han roto una parte de cada veracruzano, una parte que entre todos tendremos que reconstruir al precio que sea.

Hasta mañana.

SANTO CIELO

    En el “penalito” los recursos  están  divididos de cuerdo a su situación jurídica; En una celda los que esperan que venza el término de las 72 horas, en otra los indiciados y en una más los que están próximos a recibir sentencia y por ende serán trasladados a otros reclusorios…. Claro eso aplica  para todos los demás no para mí, yo estoy en el limbo, y a los que estamos en el limbo no saben que hacerles a donde ponerlos, menos si tienes una crayola en la mano, uy no!. Ese objeto es considerado por el gobierno de Duarte de alta peligrosidad…. Sí señor.

    Legalmente no hay un solo caso como el mío en todo el estado, los términos exactos mi abogado a cualquiera que lo sean los entenderá, pero para fines prácticos, basta con decir que no tiene la Procuraduría NI UNA SOLA PRUEBA para sostener su teoría, el Ministerio Público lo sabía, al punto que no se atrevía ni a verme a los ojos horas antes de ser trasladada de los separos al “penalito”. El secretario del juzgado (ESTATAL) se limito a retranscribir lo que la Procuraduría del Estado le decía… Pobre muchacho por cierto no soy yo nada más la que está presa, también él, por que no se ve mala persona, temblaba cuando la nube de periodistas nos abordaron cuando fui a presentar mi declaración, sabía me imagino que no tenía opciones, o hacía lo que Duarte y su tripa parlachina indicaba o seguramente lo correrían, optó por lo primero, y eso debe haberse sentido como una reclusión también.

    Ahora se esfuerza porque se cumplan las dos órdenes que ha girado para que me trasladen a un hospital… No hay quien le haga caso, no habrá (si me permite la predicción) porque el chiste es joder, y saben que hasta hoy estuve en sus manos, a partir de mañana BENDITO SE DIOS, en las manos de jueces FEDERALES. Ellos tendrán que determinar si los procedimientos han sido los correctos y después , durante el juicio, quien de los involucrados en el accidente fue el responsable y en que grado.

    Por eso le digo que de todos los días que llevo aquí, estos en particular estoy en el limbo, saben que serán los responsables de las posibles lesiones permanentes de las cervicales porque no han dejado que entre un especialista y del hospital EL PROPIO REMIGIO ORTÍZ, QUIEN SIGUIO AL PIE DE LA LETRA INSTRUCCIONES DE DUARTE, me fue a sacar a la mala.

    Prácticamente me quitaron el suero ellos, me treparon a una silla de ruedas y después me empujaron a una camioneta de la marina que llevaba rejillas, por lo que tuve que ir doblada y con una nauseas tremendas por la manera en la que me sacaron, y porque me estaban poniendo para el dolor un medicamento tan fuerte como la morfina.

    Nada de eso le importó a Remigio, a quien si mis Abogados no le ganan el brinco vigilando día y noche con amparo en la mano, me hubiera trasladado al otro día, como YA ESTABA AUTORIZADO POR EL MISMO, a un reclusorio de otra cuidad o en un descuido de otro estado… Se que renunció o que lo renunciaron, pero nada tuvo que ver mi caso, tal vez el hecho que me enfrentara y no fuera capaz de agarrarme a patadas como Javier Duarte o Luis ángel Bravo, o Arturo Bermúdez hubieran querido haya  influido en la decisión, pero hasta ahí.

    Recuerdo que un día antes del traslado me llevaron del Hospital General al Hospital De María, para hacerme unos estudios, porque la mayoría de los aparatos del General NO SIRVEN (de hecho las radiografías las mandan a revelar a la Cruz Roja) y hasta ahí a la sala de urgencias, llegaban  los gritos de Remigio Ortíz a “sus” policías y a mi familia.

    No me pregunte de donde agarre fuerzas pero me senté en la cama y le pedí que por favor me fuera a gritar a mi todo lo que le estaba gritando a los demás porque eso era un Hospital, no el patio de su casa.

    Bajó la voz inmediatamente y se me acercó, me dijo “es que así hablo yo”, le contesté” ¿Y a poco le funciona? Porque al menos a mi no me impresionó ni un poquito, así que sí me disculpa me voy a volver a acostar y sáqueme arrastrando usted y la bestia que lo manda”…. No se atrevió, a lo mejor, puede ser que eso aunado a un problema MAYUSCULO que tiene referente a su vida personal pero en el que se comprueba que usó influencias para manipular documentos legales, hayan precipitad su salida, pero insisto no fue determinante.

    Al final  ese día, logró que el Hospital me pidiera que regresara al General ya que 60 custodios, marinos, israelitas y afganos, estaban espantando a su “clientela”… Acepté bajo la palabra de Remigio Ortíz de que sería en el hospital donde permanecería hasta el sábado, fecha en la que se haría otro estudio que es anesteciada…. “Remigio míreme, voy a confiar en su palabra y en el acuerdo que estamos firmando con la Comisión Estatal de Derechos Humanos, representada por Abraham y por favor oíganme bien los dos porque no creo que lo escuchen muy seguido… estoy CONFIANDO en ustedes “les dije” Los dos se rieron al momento, y seguramente más al otro día… A pesar de tantos años en esto, sigo confiando en quien no debo.

    Al otro día Remigio Ortíz llego con un batallón completo y ocurrió el traslado al “penalito” bajo las circunstancias que le describí al inicio de la columna. Remigio Ortíz supervisó y apresuró el traslado, pero lo ejecutó Nicolas Novelo, quien se comprometió a conseguirme un reposet (¿se escribe así? Nunca había escrito esa palabra) para tratar de sobrellevar el dolor de espalda, brazos y entumecimiento de uno.

    Total que a partir de ese momento ninguno de ellos volvió a aparecer. Abraham de la Comisión Estatal de “Derechos Humanos” no volvió siquiera a contestar el teléfono por órdenes de Luis Fernando Perera Escamilla, fiel lacayo de Duarte, Remigio Ortíz, se dio por satisfecho cuando se aseguró que sí acaso me pasaran una almohada y una colchoneta par el piso (de 5 cmts de grosor) y Nicolas Novelo jamás volvió a dar la cara.

    De todos y cada uno de estos hechos, desde el Ministerio Público de Boca del Río, el Director de Reclusorios de la zona, Secretario del Juzgado quinto del ESTADO, Comisión Estatal de Derechos Humanos, Procuraduría de “Justicia” del Estado, y demás involucrados, hemos tomado nota, documentado y por supuesto denunciado ante las siguientes instancias.

    Confío que la pesadilla acabará pronto como pueden confiar las autoridades dedicadas a servir a Duarte y no a la justicia, que no quitaré el dedo del renglón y que en conjunto con los casos que aquí he conocido, dedicaré buena parte del resto de mi vida (que espero sea mucho) a vigilar sus actuaciones y a alzar la voz por miles de personas, que como en mi caso, están en la cárcel no porque la ley lo indique (clarísimo el tema accidente, sobriedad, no temeridad, etcétera) si no porque al gobernante en turno se le dio la gana…AMEN.

PD. Muchas gracias Ángel Fernández Ceballos por las picadas, medias noches, platillos voladores, y los incomparables LECHEROS de la Parroquia, que nos envió a las reclusas y a mi.

    La comida supo a gloria, la solidaridad demostrada con el gesto al cielo.  Muchas gracias!