Duarte: en el país de las mil
“mentiras”.
Por Silvia Nuñez hernandez.
Miercoles 12 de Marzo del 2014.
Sin el menor respeto hacia los ciudadanos del municipio de Medellín de Bravo y a los medios de comunicación, el gobernador del estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa arribó -una hora y media más tarde- vía área [estar a nivel del ciudadano le es muy difícil] a la cita establecida por el director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld quien promovería la edificación de un muro de contención y el desazolve del río Jamapa.
Al parecer a los políticos ya no les importa “aparentar” la idea de que trabajan mucho para la ciudadanía. Ahora se estila que se monte un espectáculo para la “foto” y al marcharse recogen su circo, para instalarlo en otro municipio con el mismo simulacro. En este caso es un muro que ahí quedará, pero desafortunadamente el gusto les durará poco tiempo a los medillenses, pues se observa que es una construcción con pésima ingeniería y con materiales de pésima calidad.
A dicha obra no le doy más que unos años para que se venga abajo, sobre todo, las que primero volarán por los aires serán las escalinatas, las cuales están mal hechas y hasta la dan la sensación de estar sobre puestas. No dudamos que en el primer incremento del cauce del río Jamapa, todas las escaleras se destruyan en su totalidad.
Un aspecto que me llamó la atención de Javier Duarte de Ochoa, es la actitud con la que trata a los ciudadanos. Obviamente son personas de bajos recursos quienes esperanzados de poder solucionar la problemática que los aqueja, se acercan con sus escritos para entregarlo al gobernador, pero realmente son recogidos por sus “ayudantes”. Dentro de la protagonización que el gobernante ejecuta para “el pueblo” está en la forma que se acerca a los ciudadanos y sintiéndose un “Dios supremo” o un señor feudal [dirigiéndose a sus siervos] les habla -siempre con una mueca y una ceja levantada- de forma despectiva, ahí les asegura que su caso será atendido oportunamente.
Sabemos que las carpetas que recogen sus colaboradores literalmente son arrojadas a la basura pues lo que menos pretende Javier Duarte es trabajar en favor de los veracruzanos, sino continuar en “la pachanga” que el poder le permite disfrutar.
Existen dos asuntos básicos que realizó el día de ayer quien “desgobierna” en Veracruz, declaraciones que indignan y sobre todo alertan, pues se palpa nuevamente la facilidad como el gobernador miente.
Una de los tantos desatinos gubernamentales es el intentar engañar a la ciudadanía con una supuesta “hermandad” con el país brasileño, para justificar su viaje y el de todo el personal [periodistas a modo, por supuesto] a dicha nación y así poder continuar despilfarrando el dinero de los veracruzanos en actos banales. A él no le interesa otra cosa, pese la existencia de necesidades totalmente urgentes en el estado.
Por citar algunas: terminar las obras que padecen el “sueño de los justos” y las cuales llevan muchos años sin poder concluir, para canalizar los recursos económicos para solucionar problemas como el que enfrentan trabajadores del ingenio San Francisco y prevenir queden sin empleo cientos de personas; pagar a proveedores o invertir para las sedes de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014.
Otro desatino gubernamental es la declaración que realizó en el evento del alcalde de Veracruz, Ramón Poo Gil en la sala de cabildo, para signar el pacto entre el estado y Brasil. Ahí el gobernador, cínicamente contradijo la evidente realidad sobre la inseguridad en todo el territorio veracruzano.
Su discurso:
“Hoy por hoy en Veracruz no hay balaceras, no hay extorsiones y no hay secuestros”.
“Gracias a la estrategia aplicada en los últimos años, se logró bajar el índice de delitos de alto impacto, como los enfrentamientos callejeros entre delincuentes y los secuestros”.
“Tenemos instituciones sólidas, firmes, con una gran determinación, instituciones preparadas para con la ley en la mano hacer valer el estado de derecho donde quien haga algo malo, sufra todo el peso de la ley”.
Suele ser alarmante como el gobierno tanto federal como del estado, sin la menor animadversión, suelta una serie de declaraciones “filosas como dagas” para todas y cada una de las familias que hoy cuentan con hermanos, padres, sobrinos o sobrinas, tíos, hijos e hijas muertos o desaparecidos.
Cómo burla al primer mes del asesinato del colega periodista, Gregorio Jiménez de la Cruz, “magnate” político, pisotea su memoria, como también del artero asesinato de Laura González Jiménez, asesinada por su burócrata esposo quien se desempeñaba en la dirección jurídica de la Secretaría de Educación Veracruz. También se ufana de las 228 mujeres asesinadas en el estado de Veracruz [datos del CIDEM].
Asaltos hay por doquier y casi todos los días. Un ejemplo es la sucursal Banorte ubicada frente al palacio municipal de Veracruz –edificio vigilado las 24 horas del día-, casas habitación en la zona norte del municipio, personas ejecutadas el día de ayer en la Venustiano Carranza del municipio de Boca del Río, en fin, señor gobernador, al parecer persiste en la mala costumbre de no aventarse a leer, porque la información inunda el ciberespacio, es cuestión de buscar e ilustrarse.
El CEAPP un error de oficio
No es por tenerles mala voluntad ni pretender mantener una endurecida campaña en su contra, pero desafortunadamente bien dice el dicho popular, “lo que mal empieza, mal acaba”. Haciendo historia de su instauración [tributo otorgado por cobijo gubernamental] la imposición de quienes integran la Comisión Estatal de Atención para la Protección de los Periodistas estuvo amañada desde su inicio.
El gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa, no con mucho agrado tuvo que crear un circo –llamado CEAPP- para -como siempre- pretender darle “atole con el dedo” al gremio. Eligiendo a unos comisionados que todavía su vida han sido serviles del gobierno, pero a su vez, cobijados por otros tantos más que aplauden –hasta cuando no deben- las decisiones del gobernante en turno.
Con una señora presidenta, que está más preocupada en saber de cuál es la mejor estrategia para alaciarse el cabello y como repellar su inconsistente rostro, que el de establecer lineamientos que sean realmente para la protección del gremio con base a su ejercicio. Rocío Ojeda Callado junto con sus siete [enanitos] comisionados, fueron impuestos por parte del gobernador del estado, Javier Duarte, pese la condena generalizada, tanto de reporteros, fotógrafos y camarógrafos, quienes alegaban no sentirse representados por ninguno de los personajes.
Con abusivos sueldos y una exagerada plantilla laboral –pues el presupuesto destinado se va en el pago de estos y sus viáticos- quienes integran dicha supuesta comisión, simplemente hasta ahora se ha dedicado a realizar “cursitos” con maestros de la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación para justificar los recursos. El problema radica que nuevamente Rocío Ojeda hace su “agosto” al imponer a los peores académicos de la facultad donde fue directora por largos y amargos ocho años. Catedráticos en verdad que ni cuando era una inexperta joven universitaria, me hacían aportes valiosos, acto por la que me vi en la imperiosa necesidad de ser autodidacta y posteriormente poder cuestionar en el aula cada una de las sandeces que éstos argumentaban.
En conclusión, hasta ahora, no se ha podido realmente constatar los beneficios de tener una instancia que supuestamente defiende los intereses de los periodistas, cuando hasta el día de hoy, no hemos visto que demande al gobierno de Javier Duarte directamente para que investigue los verdaderos asesinos de los colegas periodistas, asesinados dentro de su administración.
Por lo tanto, genuinamente puedo advertir que el supuesto “Protocolo de Seguridad para los Periodistas” que diseñaron los de la CEAPP es un verdadero fiasco, pues dicho documento alude únicamente al “manual del policía” y sus atribuciones con relación a su actuar y su vinculación con sociedad [acto que no cumplen por supuesto] y la seguridad en el estado.