Al más puro estilo de Adalberto Tejeda y Garrido Canabal, para no remontarnos a Moussolini, Hitler, Poujade o Le Pen, el cabildo de Boca del Río acaba de aprobar un reglamento donde se multará a toda persona que esté pidiendo dinero en la calle, llámese franeleros, limpiabrisas, limosneros e indigentes.
Lunes 27 de Mayo del 2013.
Vaya puntada ésta que sirve para engrosar la colección de escándalos que el Estado de Veracruz está aportando a la prensa nacional. Los portales Sinembargo.mx y Animal Político destacan reportajes sobre ello, en los que hacen fuertes críticas.
A todas luces es una postura fascista querer imponer otra prohibición y mas de este tipo, que lesiona la manutención de muchas familias. No vamos a dejar de ver que el tema de la gente que pide dinero en las calles está viciado de raíz, en donde existen muchas mafias que lucran con esta actividad. Sin embargo, hay muchas familias que subsisten gracias a esto. Está en uno si les quiere dar dinero o no.
El problema sabemos que es real, pero se tiene que combatir de otra manera. Si en todo el país no existen oportunidades de trabajo para obtener mejores condiciones de vida, ¿Cómo se les van abrir opciones a estas personas que se ganan la vida en la calle?
Los que se va a conseguir con esta prohibición es que todas estas personas que no van a poder ganarse la vida en la calle, van a ser excelentes prospectos para abastecer las filas del crimen organizado ¡Total, ya no tienen nada que perder!
Decisiones de este tipo son desaciertos de mentes ultra derechistas que piensan que con la erradicación se curan todos los males. Nada mas equivocado, en lugar de erradicar tenemos que incluir, trabajar en esquemas y estrategias que puedan aportar oportunidades a todas estas personas para ocuparse en actividades que ayuden a la producción, a la vez que les fructifique en beneficios palpables para sus familias. No es romanticismo, es pragmatismo cargado de humanismo, aunque suene antagónico.
Con estas disposiciones, es probable que ahora vayamos a ver quien se va a llevar las licitaciones para comenzar a construir los ghettos y campos de exterminio en el municipio boqueño.