Fidel y el vacío de poder de Duarte.
23 de Enero del 2012.
Por Mussio Cárdenas Arellano.
Fidel nunca se fue. Agazapado, los hilos del títere entre sus dedos, mantuvo siempre el control de los espacios de poder en Veracruz y tejió un regreso abstracto, visible sólo a través de sus alfiles y de los rasgos de la fidelidad, en el escenario de la próxima y complicada elección federal.
Su mano, pues, no se ve pero se siente. Fidel Herrera Beltrán, el ex gobernador, ampara su retorno en la debilidad política del régimen duartista, manifiesta la incapacidad operativa para conducir al priísmo; en la fragilidad de imagen del gobernador Javier Duarte de Ochoa y el terrible golpeteo mediático a que fue sometido por el episodio de sangre por la disputa del territorio entre bandas del crimen organizado, y en la beligerancia con que se conducen los grupos priístas.
Erick Lagos Hernandez. |
Incrustar a Erick Lagos Hernández en la presidencia del PRI estatal es una osadía. Su peón de otros tiempos, secretario particular lo mismo en el Senado que en el PRI estatal o que en el gobierno de Veracruz, inventado como diputado local para cubrir y encubrir los pasos de Duarte en la Secretaría de Finanzas, es un hecho que rebasa a los grupos priístas y que evidencia el nivel de sometimiento del gobernador actual a su padrino y antecesor.
Fidel Herrera con Erick Lagos Hernandez. |
Erick Lagos representa el regreso de la fidelidad. Vuelven con él el rojo fiel, la porra fiel, la cargada fiel y el reinvento de la pandilla.
A lo largo de un año, el primero de Javier Duarte, Fidel Herrera actuó sin estridencias, ausente pero presente, operó entre muros y jugó para sí y los suyos. Del régimen duartista obtuvo todo, disimulo, silencio y, sobre todo, espacios de poder.
Tuvo Erick Lagos una posición de privilegio: la Subsecretaría de Gobierno, con un manejo amplio del espectro político, las relaciones con los partidos políticos y el pulso de los ayuntamientos. Fue posición de la fidelidad en un régimen que fingió, aunque no le salió, una ruptura con sus orígenes.
Jorge Carvallo Delfin. |
Marlon Ramirez Marin. |
Otros espacios fieles los ocupan Jorge Carvallo Delfín, el cuestionado líder del Congreso de Veracruz, rodeado de otros operadores de baja monta, como Marlon Ramírez Marín, ex director de Política Regional en la Secretaría de Gobierno en tiempos de Reynaldo Escobar Pérez.
Daniel Lugo Carrasco. |
Uno más es el de Daniel Lugo Carrasco, también secretario y auxiliar de Fidel Herrera Beltrán en el Senado, aquejado por un episodio borrascoso, tramado y urdido por sus compañeros fieles, que le significó pasar una temporada en el hielo. Hoy es director de Tecnológicos de Veracruz, desde donde se opera al gremio magisterial; se involucra políticamente al alumnado con el PRI, y se realizan millonarios negocios con base en convenios educativos con la industria, principalmente con Petróleos Mexicanos. Dinero para hacer política, pues.
Cinco de los diez municipios económica y políticamente más poderosos de Veracruz están en manos de la fidelidad. Síndicos, regidores y funcionarios en Ayuntamientos siguen a su guía y mentor. Ex legisladores locales —Dalia Pérez, Marilda Elisa Rodríguez, José Ruiz, Rosa Luna, entre otros— ocupan espacios en la nómina estatal y municipal. Magistrados y jueces; integrantes de órganos electorales y de fiscalización conforman el ejército de fidelidad.
Imagenes superiores: Dalia Perez Castañeda, Marilda E. Rodriguez, Jose Ruiz Carmona. Imagen Inferior: Rosa Luna Hernandez.
Nada fue casual. Frente a la incapacidad de Javier Duarte, su nula operación política, Fidel Herrera Beltrán no fue desterrado de Veracruz. Su base, en consecuencia, se mantuvo intacta, agazapada igual que él. Fidel se movió en la sombras. Trabó acuerdos y volvió al PRI nacional, su espacio.
Imagenes superiores: Dalia Perez Castañeda, Marilda E. Rodriguez, Jose Ruiz Carmona. Imagen Inferior: Rosa Luna Hernandez.
Nada fue casual. Frente a la incapacidad de Javier Duarte, su nula operación política, Fidel Herrera Beltrán no fue desterrado de Veracruz. Su base, en consecuencia, se mantuvo intacta, agazapada igual que él. Fidel se movió en la sombras. Trabó acuerdos y volvió al PRI nacional, su espacio.
No logró la candidatura a senador, pero sí ser delegado especial priísta en el norte el país.
Javier Duarte, en cambio, por obra o por omisión, le permitió adueñarse del Congreso, del Poder Judicial, de diversos enclaves en el gobierno estatal, y ahora del PRI. Así, Fidel se reposicionó.
Nonato, el duartismo se quedó en proyecto. Prefirió seguir la ruta de la fidelidad.
Articulo: Plumas Libres.
Imagenes de Archibo: Alza La Voz...