16/3/17

HECTOR YUNES LE LLORA A SU PRIMO EL GOBERNADOR...


Héctor Yunes: faltarle al respeto a un padre.


Lo disfraza de policía y lo hace “escolta” . 

Acusa a Miyuli de revivir el caso IPAX .

Que Winckler es el brazo ejecutor .

Yunes: incumplimiento del deber legal  


Qué insensato es Héctor Yunes. A su padre lo vistió de policía, lo llevó a mentir, a inscribirse en las filas de la Policía Auxiliar, a engañar a la Secretaría de la Defensa Nacional y a con más de 80 años encima lo asignó como “escolta”.
Qué precisión, también. Inició este episodio de inmoralidad política hace justamente un año, el 14 de marzo de 2016, aquí, el INFORME ROJO, cuando se divulgó el Caso Poliyunes, su padre César Yunes Faisal, sus hermanos César y Rafael Yunes Landa, y su sobrino Jesús Yunes García, alias “Chuchín”, inscritos en la estructura del Instituto de la Policía Auxiliar y el Protección Patrimonial (IPAX), sin ser policías.
Hoy, se engalla el senador. Se trenza contra su primo Miguel Ángel Yunes Linares, imputándole intenciones de engendro, mala leche y vibra de lo peor, por reabrir un expediente, el de la falsedad de declaraciones a la autoridad y el uso de armas reglamentarias, que imaginaba ya era asunto planchado.
Con “ficciones legales”, cuenta Héctor Yunes, el gobernador persigue a sus opositores, y usa al fiscal nada autónomo de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, como brazo ejecutor para reactivar el proceso legal que implica a don César Yunes Faisal y sus hijos César y Rafael, y al mentado “Chuchín”. Refiere que el delito es “supuesta violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos”. Y no es supuesta, es real.
Tilda la embestida como un caso de “persecución política”. Y si le tiemblan las corvas por algo será. Basta ver que en Pacho Viejo, el penal cercano a Xalapa, hay nuevos inquilinos: Flavino Ríos Alvarado y Arturo Bermúdez Zurita, ex gobernador interino y ex secretario de Seguridad Pública, el operador político y el capo del duartismo.
Dice Héctor Yunes, el senador: “Miguel Ángel da una muestra más de su intolerancia a la crítica y pretende de nueva cuenta morder la mano generosa de mi padre, quien durante sus 87 años de vida ha gozado de una fama pública de hombre de bien, honesto, decente y extraordinariamente esforzado”.
Parte la supuesta venganza del gobernador, según Héctor Yunes, de la evaluación de sus primeros 100 días de gestión, destazado Miyuli con acusaciones de falta de resultados, de ofertas no cumplidas, de promesas que se llevó el viento.
Exhibido el abuso, documentos en mano, INFORME ROJO acreditó en marzo de 2016 que los Poliyunes le tomaron el pelo a la Sedena con la complicidad del comisionado del IPAX, Fernando González Ortiz, su círculo cercano, disfrazando a don César y a sus hijos de policías para cumplir el procedimiento, serle asignados cargos, y luego armas, quedando inscritos en la estructura, así ellos hayan dicho que nunca cobraron un centavo. “No somos aviadores”, decía una carta en que admitían que el hecho era real. “Somos empresarios”.
Dice Héctor Yunes, el priista, quien le disputó la gubernatura a su primo Miguel Ángel, que de la denuncia presentada por el líder de la fracción panista en el Congreso de Veracruz, Rosendo Guzmán Avilés, no hubo nada. “No procedió”.
Pero la reactiva el fiscal, según el senador:
“El fiscal Jorge Winckler, anteayer por la noche, festinó frente a un grupo de colaboradores indiscretos que acababa de recibir instrucciones del gobernador del Estado de reactivar la denuncia que, contra mi papá, mis dos hermanos y mi sobrino Jesús, mandó a presentar el propio gobernador a través de Joaquín Rosendo Guzmán el 14 de marzo del 2016, por la supuesta violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, al gestionar ante el IPAX permisos de portación de armas. Asunto que ha quedado jurídicamente aclarado”.
Llama a la aplicación de la justicia una “canallada”, porque después de haber vivido Miguel Ángel Yunes Linares “como un hijo más en casa de mis padres, y convivido con César, Rafael y conmigo mismo como un hermano más, Miguel Ángel vuelva a morder la mano generosa de mi padre”.
Y apunta:
“Mi padre le dio un hogar, y ahora Miguel vuelve a malcorresponder ordenando la reactivación de un asunto que está cerrado y que nunca procedió porque fue aclarado en su momento”. Héctor no quiere parientes, quiere cómplices.
¿Aclarado? ¿Aclarado que se disfrazaron de policías sin serlo, que mintieron a la autoridad, que dispusieron de armas oficiales, reglamentarias, asignados como “escoltas” del senador? Así que ahora el que viola la ley, aclara y se pitorrea de la autoridad.
Se victimiza Héctor Yunes. Acusa que ante la critica formulada a los 100 pésimos días del yunismo azul, la respuesta es la “impresionante intolerancia”.
Y concluye:
“Ni esto, ni la avalancha de agravios que por las redes sociales en mi contra difunde el grupo especial de cibernautas a sueldo con quienes opera el gobernador, podrán detenerme”.
De lo que no habla el senador es de sus culpas y de sus yerros. Ni de la perversa práctica de incrustarse en las estructuras del IPAX para obtener permisos para portar armas. ¿Hay fijación por las armas? ¿Hay fijación por la sangre?
Arrancó el Caso Poliyunes en este espacio, el 14 de marzo de 2016. Dos semanas antes INFORME ROJO recibió documentos de elementos del IPAX, con evidencia demoledora, las fotografías de los parientes del senador, vestidos con uniforme oficial, las fichas personales de control que evidencia que los parientes policías de Héctor Yunes sí fueron inscritos en la nómina del IPAX: la relación de beneficiarios de cada uno para efectos de derechos y reclamos laborales. (Ver: http://mussiocardenas.com/informe-rojo/112651/hector-yunes-los-parientes-policias-ipax-las-armas).
Al día siguiente de la primera entrega de la serie, se difundió la carta que envió César Yunes Landa, hermano del senador en la que niega que él y su familia cobren en el IPAX. “No somos aviadores. No lo hemos sido, no lo somos y no lo seremos nunca”, enfatizó. Son empresarios. Admitió que por exigencia del IPAX aparecen vestidos de policías en la fotografía de las fichas de control. Reconoce que desde hace 25 años “gozamos de los permisos de portación de armas” y que “solicitamos a la Institución (el IPAX) la renovación de los permisos, determinando sus autoridades el procedimiento que se siguió, incluyendo la toma de fotografías”. (Ver: http://mussiocardenas.com/informe-rojo/112664/javier-duarte-cadaver-frente-palacio).
Si no cobraban en el IPAX, ¿dónde quedó el recurso asignado, el que autoriza el Congreso de Veracruz, el que debió supervisar el Órgano de Fiscalización Superior? Otro elemento para reabrir el caso: desvío de recursos públicos.
25 años simulando que eran policías para poder detentar permisos de armas de fuego. Y admitiendo que esta farsa fue para renovar los que ya se les habían otorgado.
Pataleó Héctor Yunes. Increpó y usó al entonces presidente del PRI en Veracruz, Felipe Amadeo Flores Espinosa, a la senadora suplente Erika Ayala, y al diputado ex panista. José Ramón Gutiérrez de Velasco para desvirtuar la investigación periodística. No lo logró.
Evidenciado, exhibido, el Caso Poliyunes mostraba a un candidato al gobierno de Veracruz proclive a la corrupción, encubridor, tramposo y mañoso, perdiendo intención de voto, los puntos que lo alejarían del sueño de ser gobernador.
Acusó Héctor Yunes que era un acto de perversidad. Sí, la suya, su perversidad, usando a su padre de más de 80 para engañar a la Secretaría de la Defensa Nacional, que motivada por la publicación aplicó un operativo en Xalapa, el 17 de marzo de 2016, intervino las instalaciones del IPAX y se llevó la documentación.
‘No me han acusado de nada y se trata de un señalamiento perverso’, decía Héctor Yunes. “Sigo limpio”. No, seguía sucio y tema o reventó.
Un documento contundente aplacó a Héctor Yunes: la tarjeta fechada el 25 de marzo de 2015, con la que se asignaron armas y tipo de encargo a su padre y hermanos. La suscribe el capitán Roberto Rodríguez Vega, subgerente de Control de Armamento y Equipo del IPAX, dirigida al comisionado Fernando González Ortiz.
“Por este conducto y en cumplimiento a sus instrucciones, me permito hacer de su superior conocimiento que el día 20 de marzo del presente año, se proporcionaron a los CC. César Yunes Landa, Rafael Yunes Landa y César Yunes Faisal, quienes se desempeñaran como ‘escoltas del senador Héctor Yunes Landa”. Tres pistolas Pietro Beretta, matrículas, J95536Z, K03598Z y N22860Z, cada una con dos cargadores y 30 cartuchos.
Qué infamia la del senador. A sus más de 80 años, disfrazó a donde César Yunes Faisal y a sus hermanos César y Rafael —Chuchín no porque era vegetal administrativo— de policías. Y peor, al jefe del clan se le asignó el estatus, con la vida a cuestas, de “escolta del senador”.
Primer caso para el presidente de la Comisión Anticorrupción del Senado de la República. Enésimo caso para la PGR. Un caso espinoso para la Secretaría de la Defensa Nacional, burlada.
Si encubre un acto de corrupción en casa, combatir la corrupción en México es una farsa vil.
¿Cómo y por qué logró Héctor Yunes que el caso fuera cerrado? ¿Quién se embarró en la Sedena, en la PGR, ni se diga en la Fiscalía de Veracruz cuando el titular era “Culín”, alias Luis Ángel Bravo Contreras, tapadera de duartistas como el senador?
¿A qué funcionarios acudió, en qué nivel de poder —y de corrupción— halló el senador Héctor Yunes Landa mano cómplice para dar carpetazo al tema de los Poliyunes?
Se reabre el caso y que aflore lo inédito.
Y a llorar por su insensatez.