9/5/14

Rio Blanco convertido en cementerio de los grupos delincuenciales en Veracruz.



Primero, los malandros ejecutaban a las víctimas en sus casas. Luego, los empezaron a colgar de los puentes en las carreteras federales y estatales y de los árboles en caminos rurales, de igual manera  como los realistas en la guerra de Independencia a los insurgentes.

Por: Luis Velázquez/@BlogExpediente

Después, los tiraron en la vía pública y hasta en el paso a desnivel en la avenida Ruiz Cortines.

Más tarde, las decapitaban y las colocaban en la mesa de un antro en la zona costera.

De pronto, cuando la secretaría de Seguridad Pública, la AVI y la procuraduría de Justicia de Veracruz lo advirtieron, el río Blanco estaba convertido en el cementerio más largo y extenso de los malosos.

La última víctima fue localizada antier en un lugar conocido como ‘’La cola del diablo’’, en estado de putrefacción, atorado en medio de unas rocas, desnudo y con el tiro de gracia.

Un vecino, Marcos Aquino Tezahua, de 32 años, cuando buscaba tomates verdes a las 10:30 de la mañana, lo descubrió.

Y, bueno, con todo, se trata del panteón más seguro para la delincuencia organizada y desorganizada, pues los riesgos son menos. Sin testigos alrededor, merodeando por ahí.

Es el Veracruz de hoy.

II

Mientras durante años el río Blanco fue considerado, igual que el río Coatzacoalcos, como uno de los más contaminados del país, ahora ha mudado en panteón del terror, pues a cada rato los periódicos publican noticias de cadáveres flotando en sus aguas.

Incluso, hay quienes han visto cuerpos humanos sin vida resbalar por los 20 metros de altura de “La cascada del elefante”, que tiene una cañada de 80 metros de profundidad, suficientes para perder rastros y pistas.

Nace, cierto, el río Blanco en los manantiales de las cumbres de Acultzingo y sigue camino hasta desembocar en el río Alvarado. 

Y su área drenada de 2,072 kilómetros cuadrados significa tierra fértil para las andanzas y tropelías de los malandros.

En el siglo pasado, durante el porfiriato, el pueblo de Río Blanco ingresó a la historia con la matanza de los obreros, cuando el general Rosalino Martínez asesinó durante dos noches consecutivas entre 400 y 800 trabajadores. 

Ahora, de cara al siglo XXI, otra vez entrando a la historia por el número incalculable de cadáveres en su río.

III

Si, por ejemplo, resulta proeza titánica, inverosímil, que la secretaría de Seguridad Pública, la AVI, la procuraduría y el Veracruz seguro blinden a los migrantes de América Central en su paso por Veracruz camino a Estados Unidos, peor tantito significa que la autoridad pudiera levantar un muro de Berlín lleno de vigilancia para evitar que el río Blanco siga como un cementerio particular de los malosos.

Ni modo, la autoridad solo puede resignarse a levantar los cadáveres y llevarlos, en todo caso, al Forense y esperar si algún pariente los buscara. 

A la fecha, con el subprocurador Alejando Dávila Vera, el súper conocido metrosexual apodado “El cara de foca”, ningún detenido ha logrado a partir de los cadáveres flotando en el río Blanco.

Ni podrá.

Los hechos y circunstancias rebasan su capacidad, imaginación y experiencia, no obstante que alguna vez le llamaban “El fiscal de hierro”, de igual modo como, por ejemplo, Amado Toca Cangas lo fuera como procurador de Justicia en Veracruz y Fernando López Arias como procurador  General de la nación.

IV

Sin embargo, alguna razón existirá para que los malosos hayan convertido el río Blanco en su cementerio, pues, y en contraparte, de los otros ríos de Veracruz nadie habla que lo sean.

Quizá, en todo caso; pero con un bajo perfil.

Lo anterior hablaría de que, como se afirma, la zona centro se ha convertido en una zona atractiva para los malosos, a tal grado que ahora se afirma ocupa el primer lugar en feminicidios de norte a sur de Veracruz.

También, en tierra fértil para el auge de los narcos, como lo fuera, y por ejemplo, “El Lucky”, ligado, se dijo siempre, a uno que otro funcionario del gobierno de Veracruz, entre ellos, Érick Lagos Hernández, secretario General de Gobierno, involucrado en tales hechos en un reportaje publicado en el periódico Reforma.

De “El Lucky” también se dijo estaba metido en los chapuductos que parten de Chiapas y llegan a Tamaulipas, pasando por Veracruz, y en donde habrían comprado ranchos por donde pasan los oleoductos y facilitar el robo del petróleo.

Por supuesto, en ningún momento puede olvidarse que Córdoba es la tierra adoptiva del gobernador, pues nació en el puerto jarocho en el barrio de “La huaca”, donde vivían sus padres, tiempos aquellos cuando el jefe de la familia trabajaba en la entonces Junta Federal de Mejoras Materiales, ahora SAS, Sistema de Agua y Saneamiento.

Y, bueno, sin jiribilla de por medio, muchas cositas así pudieran explicar que el río Blanco sea un río de miedo, terror, incertidumbre y zozobra