Torturan a indiciados para arrancar culpabilidades y
luego el poder Judicial de la Federación los absuelve.
Otra vergüenza, el caso “El Silva” y del crimen del
activista de Amatlán.
Presos, cientos de indígenas por robar gallinas
Muertos, secuestrados y desaparecidos… en la
impunidad
Luis Velázquez
Ocupa, decepciona y desencanta, encorajina, irrita el estilo personal de administrar la justicia en Veracruz.
Por ejemplo, los cuatro trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad en Coatzacoalcos, acusados del asesinato del pastor evangélico Claudio Martínez Morales fueron dejados en libertad.
Por una sola razón: comprobaron que fueron torturados por, según ha trascendido, once policías y un fiscal, sujetos ahora a investigación.
Caray, ¡qué pena de la pena ajena! una vez más se reproduce la historia de la justicia en México con aquella frase bíblica de “Usted perdone”.
Pero, además, y en la mirada del tercer procurador de Justicia, Luis Ángel Bravo Contreras, su antecesor, Felipe Amadeo Flores Espinosa, queda bajo sospecha, perspicacia y suspicacia.
Peor tantito: los policías involucrados pertenecen a la Agencia Veracruzana de Investigaciones.
Tantito peor: de la madriza que les dieron a los cuatro empleados de la CFE acusados del homicidio, uno de ellos perdió la vista de un ojo.
Peor tantito: estuvieron privados de su libertad durante 284 días.
Tantito peor: fueron exhibidos, salvo excepciones, en la prensa escrita, hablada y digital como asesinos.
Peor tantito: ahora que escucharon misa para dar gracias a su Dios por su libertad, el procurador ha advertido que el hecho de alcanzar la libertad, en ningún momento significa “que sean inocentes”.
Tantito peor: la catalinaria bíblica del procu se ha dado en medio de una realidad avasallante: la orden de libertad provino del Poder Judicial de la Federación.
El descrédito, pues, absoluto, total, para la administración de la justicia en Veracruz.
Por eso, el clásico diría que así “se cuecen las habas”.
OTRO CASO DE LA JUSTICIA EN VERACRUZ
Otra breve y sucinta historia de la aplicación de la justicia en el Veracruz próspero: el caso del “Silva”, declarado asesino de la corresponsal de Proceso, Regina Martínez, condenado a 38 años y dos meses de cárcel.
Luego de que su nombre caminara en el país y en el extranjero como homicida de una reportera ocurrió que el Tribunal Superior de Justicia descubrió irregularidades en el expediente, además, claro, de la tortura, y ni hablar, fue liberado.
Incluso, antes de que el dictamen fuera conocido, el presidente del TSJ fue consultado para informar al jefe del Poder Ejecutivo la decisión y por equis razón nunca procedió.
“El Silva” fue liberado y lo último que se ha conocido es que se internó en la selva de Chiapas buscando al subcomandante Marcos, quien apenas la semana pasada anunció al mundo que se retiraba de su vocación guerrillera y heredaba la lucha social indígena a otra generación.
Ahora, el tercer procurador de Justicia ha dicho, oh sorpresa, oh paradoja, que comenzará de cero la investigación, en tanto en los meses anteriores desde el palacio de gobierno de Xalapa aseguraron, con María Georgina Domínguez de vocera, que a Regina Martínez la había asesinado… su novio y el amigo de su novio, “El jarocho”, prófugo hasta el día de hoy.
Pero que, además, ambos eran homosexuales y adictos a la droga.
TORTURAN EN VERACRUZ PARA ARRANCAR
CULPABILIDADES.
Otra brevísima historia de la administración de la justicia en Veracruz: en Amatlán de los Reyes fue asesinado el activista del medio ambiente, Noé Vázquez, en tanto su esposa y tres activistas más, entre ellos el presbítero Julián Verónica González, fueron y siguen amenazados de muerte, de tal forma que los vecinos se integraron en especie de autodefensas parroquiales.
Con el procurador Felipe Amadeo Flores Espinosa, cuatro personas fueron detenidas, los cuatro, afirmaron siempre, amigos de Noé Vázquez, y con quienes tenía riñas personales.
Por eso, dijo la procuraduría, el activista fue ejecutado por un pleito amical.
Ahora, varios meses después de estar detenidos, el cuarteto asegura que fue torturado y ha interpuesto su contrademanda en la Suprema Corte de Justicia de la nación.
INDÍGENAS PRESOS POR ROBAR GALLINITAS.
La impartición de la justicia en Veracruz también calibra por lo siguiente: unos 650 indígenas de las siete regiones étnicas de Veracruz (desde Huayacocotla hasta el Valle de Uxpanapa, pasando por Zongolica, etcétera) están privados de su libertad, encarcelados día y noche, por haber robado un pollito, una gallinita, un cochinito para llevar el itacate a casa.
Y lo robaron porque en las zonas montañosas de la entidad los pudientes pagan el jornal a 70 pesos, iniciando labores antes de que sol aparezca en el horizonte y trabajando hasta cuando la luna alumbra el surco.
Y, bueno, ante tanta miseria y pobreza, los hijos de los indígenas suelen irse a clase sin desayunar y se quedan dormidos en el pupitre.
En contraparte, la justicia en Veracruz ha sido incapaz de detener a los asesinos y secuestrados de más de 650 personas de norte a sur del estado, de los cuales 144 son menores de edad.
Incluso, el hecho de que el tercer procu advierta al mundo “que no descansaré hasta hacer justicia” sueña a infamia, burla, humillación y petulancia.
Ene millón de veces se calle y que sus hechos y resultados hablen…
TODOS LOS DÍAS SE JODE VERACRUZ
A partir del año 2011, diez reporteros y fotógrafos fueron secuestrados, desaparecidos, torturados, decapitados, mutilados, asesinados, sepultados en fosas clandestinas y/o tirados en la vía pública.
Además, claro, de 4 reporteros de la fuente policiaca que siguen desaparecidos.
Además, del número incalculable de personas secuestradas y desaparecidas y ejecutadas y sepultados en fosas clandestinas.
Sus expedientes, las averiguaciones previas, en el limbo, alimentando todos los días la impunidad.
Así se vive y padece la justicia en Veracruz, en un pueblo lleno de pobreza y miseria, con desempleo y empleo con salarios de hambre, una migración creciente, y una peor calidad de vida, de salud y educación y de inseguridad.
Y, bueno, cuando tantos padecen la impartición de una justicia con tales hechos y circunstancias significa que el sistema político está podrido y que, por tanto, todo indica que será difícil recuperar el paraíso perdido…
Y por eso mismo, cuando a Zavalita, el personaje de Mario Vargas Llosa en su novela “Conversaciones en la catedral”, preguntan ¿cuándo se jodió Veracruz?, Zavalita contestó de una manera sencilla y simple: “Veracruz se jode todos los días”.