A Javier Duarte su berrinche le costo
15 Millones de Pesos.
-Viva Veracruuuu, gritó la marrana. - Fuera, Duarte, Fuera, Duarte. Contestaron Zócalo vacío.
Y dieron las diez, y las once, las doce y la una, y nadie llegó.
Quienes estuvieron ahi, dicen que nunca habian visto a su patron tan euforico y encabronado.
Funcionarios de alto nivel, no sabian donde ocultar la cabeza ante la desesperacion del jefe.
Era una pena ajena seguida de un silencio incomodo que resultó en impotencia ante los regaños de Javier Duarte, que nunca imaginó ser el primer gobernante que recuriría al famoso acarreo para llenar su palacio.
Ni siquiera sus empleados mas inferiores quisieron ir, pero fueron, ante la mismisima invitacion del gobernador, reforzada de una llamada de su secretario, que les pedía de favor huevo, que acudieran.
El operativo que montaron dias antes habia resultado un exito, cientos de acarreados para “asegurar” un lleno total. Ni con ellos se llegó a la cuarta parte de lo que en años anteriores se llenaba.
Javier Duarte desembolsó al menos 15 millones de pesos en acarreo, invitados especiales, amigos, que se vinieron en jets privados, claro, con cargo al erario, transporte terrestre, hotel, cobertura, regalos, souvenirs. Todo lo que implicó vestir su grito. Eso sin incluir, claro, a “personalidades” entre ellas Lucerito y Ana Gabriela Guevara, que ahora se sabe, fueron un caprichito de su esposa, Doña Karime, que dicen ejerce como la reina de la colmena.
La orden fue, “en Veracruz no pasa nada”, y asi Mêxico nos debe ver. La necededad de Javier Duarte de dar su primer grito con todo el pueblo rendido ante él, hizo que arriesgara a cientos de familias y la suya, con tal de hacerlo realidad.
A Javier Duarte le recomendaron, le exhortaro, y le rogaron, incluso desde la SEDENA, que suspendiera el grito en Veracruz y Xalapa. Duarte no quiso pasar tremenda verguenza ante todo México, su esposa fue el “que dirán nuestros invitados”.
Incluso en punto de las 22 horas, el gobernador recibió la noticia de la granada en Coahuila, le recomendaron cancelar. Javier Duarte con ojos de colera dijo “No”.
Al final Javier Duarte tuvo su grito, su gente, sus cámaras, sus aplausos. Y aun asi que la mayoría fue pagada, fue imposible ocultar los gritos de “fuera fuera” que chocaron contra ” Duarte Duarte”. La transmición que se hizo en las televisoras y la radio, tuvieron con verguenza ajena bajar el volumen para evitar tremenda quemada. Aún así, se escuchó.
Pobre gobernador, tuvo su grito, y otra vez, su berrinche le costó ser la verguenza nacional.
Fuente: La Chingada News.